¿Por qué las orquídeas son tan populares entre los aficionados a las plantas ornamentales? La respuesta es simple: se distinguen por su asombrosa belleza y la paleta de colores en la que aparecen. Sin embargo, cuidarlos y mantenerlos en la mejor forma no es lo más fácil. Para disfrutar de su apariencia efectiva el mayor tiempo posible, debe recordar algunas reglas importantes.
Dale a tu planta un buen lugar
Las orquídeas son plantas extremadamente sensibles que, si bien no están adaptadas para vivir en casa, tienen ciertos requisitos. Por ejemplo, el humo del cigarrillo, las velas aromáticas e incluso la maduración de la fruta pueden ser mortales para ellos debido a las sustancias volátiles que liberan. Además, estas flores no soportan corrientes de aire ni luz solar demasiado intensa. La exposición directa al sol es perjudicial para ellos, pero al mismo tiempo no pueden permanecer en completa sombra. La solución óptima es colocar orquídeas junto a las ventanas orientadas al este.

Cuida la temperatura adecuada
Especialmente en verano e invierno, colocarlas cerca de una ventana abierta puede causar problemas derivados de la alta sensibilidad de las orquídeas a las temperaturas. Las condiciones ideales para estas plantas son de 20⁰ a 25⁰ C durante el día y de 16⁰ a 18⁰ durante la noche. Por lo tanto, mantenerlos en el balcón en verano, incluso cuando no está directamente expuesto a los rayos del sol, no es una buena idea. En invierno, también deben mantenerse alejados de las habitaciones ventiladas. Los cambios rápidos de temperatura pueden hacer que la planta pierda flores.
Asegúrese de que haya suficiente humedad
A las orquídeas, como plantas de la zona tropical, les gusta el aire húmedo. Para proporcionarlos, puede usar humidificadores especiales o simplemente colocar la olla sobre una base grande con arcilla expandida y agua. Esto se evaporará y proporcionará así a la planta unas condiciones óptimas. Otra buena práctica es espolvorear las hojas con regularidad. En este caso, sin embargo, se debe tener cuidado para evitar que el agua se acumule en las esquinas de las hojas, ya que causa enfermedades fúngicas y muerte regresiva de la punta de los brotes.
Agua con moderación
Por paradójico que parezca, a las orquídeas les gusta la humedad pero no les gusta el agua. Sus raíces tienden a pudrirse rápidamente, por lo que no debes regarlas con demasiada frecuencia y abundancia. Una buena regla general es regar solo cuando el sustrato esté seco. También debe recordarse que las plantas tienen diferentes necesidades de agua según la temporada; por lo tanto, la frecuencia óptima en verano puede resultar demasiado alta en invierno. La mejor manera de orientarse es simplemente observando. Puede ser útil disponer de macetas transparentes, gracias a las cuales se puede ver si las raíces están secas y es necesario rellenar con agua, o si tienen un exceso.

Recuerda fertilizar
Las orquídeas son muy sensibles a las deficiencias y excesos de nutrientes. Y lo señalan muy claramente: cuando tienen muy pocas, las hojas se vuelven amarillentas. Por otro lado, cuando hay deficiencias, las puntas de las láminas foliares se vuelven negras. Por lo tanto, debe recordar la fertilización adecuada. Afecta no solo al color de las hojas, sino también al color de las flores, la tasa de crecimiento y la duración de la floración. La marca Florovit ha creado una línea de preparaciones especiales para orquídeas.
Dependiendo de las necesidades y preferencias, se pueden usar de varias maneras: el fertilizante líquido del suelo se mezcla con agua y riega las plantas cada 3-4 semanas. También hay un regenerador de aerosol para humedecer las hojas. Para las personas que pueden dedicar menos tiempo al cuidado de las plantas, recomendamos las varillas de fertilizante, que al colocarlas en una maceta, aportan nutrientes durante 3 meses o el aplicador Vital Complex, que es suficiente para usar una vez al mes. Independientemente del método elegido, la fertilización regular es muy importante para poder disfrutar de una planta hermosa y saludable durante años.
Cuida tu planta
Un vistazo a una orquídea es suficiente para saber qué le pasa y cómo remediarlo. Los cambios antes mencionados en el color de las hojas indican un problema con los nutrientes adecuados. La apariencia de las raíces ayuda a determinar si la planta está adecuadamente hidratada. La decoloración rojo-burdeos en las hojas indica demasiada luz solar. A su vez, el color verde oscuro y su importante alargamiento hacen que la planta tenga muy poca luz. La vidriosidad y el marchitamiento de las hojas indican que la temperatura es demasiado baja, y las manchas blancas y secas indican quemaduras causadas por una temperatura ambiente demasiado alta. En cada uno de estos casos, debe reaccionar para evitar que la planta muera y darle la oportunidad de regenerarse con el tiempo.

Exagerar con regularidad
Regularmente no significa a menudo. Las orquídeas regadas con agua del grifo deben trasplantarse una vez al año. Si se utiliza agua destilada o agua de lluvia para este propósito, este período se extiende a 2 - 3 años. Por supuesto, también vale la pena considerar el desgaste del sustrato y el crecimiento de las raíces. También se recomienda trasplantar después de cualquier enfermedad por la que pase la planta. Recuerde que después del trasplante, el riego debe ser limitado. Si durante el trasplante nos deshacemos de muchas raíces muertas y enfermas, no debemos regar la orquídea durante los próximos 10 a 14 días. Lo mismo se aplica a la fertilización: la planta se puede alimentar después de aproximadamente 2-3 semanas después del trasplante.
Como puede ver, las orquídeas necesitan un poco de atención si quieren verse saludables y grandiosas. Sin embargo, con el tiempo, cada propietario conocerá sus plantas y las reglas anteriores se convertirán en un hábito, gracias a lo cual cuidar las bellezas exóticas se convertirá en puro placer.