Las fresas dan fruto por muy poco tiempo, solo por 2-3 semanas. La recolección de la fruta comienza a principios de junio. Sin embargo, hay una manera de disfrutar el sabor de las fresas también en otoño. Basta plantar una variedad adecuada.
Selva, Evita, Everest son variedades que dan fruto varias veces al año. Si las plantamos en junio, la fruta aparecerá en los arbustos en septiembre y octubre. Recuerda que las fresas son bastante caprichosas. No les gusta el suelo arenoso y seco. Se desarrollan mejor en suelos frescos, fértiles y ligeramente ácidos (pH 5,5-6,0). También requieren un riego sistemático; de lo contrario, florecen mal y su fruto permanece pequeño, duro y seco. Las fresas deben fertilizarse sistemáticamente. Es mejor cavar un lecho con estiércol antes de plantar los arbustos de fresa y luego regarlos una vez cada 2 semanas con una solución de fertilizante natural, por ejemplo, Biohumus. También es bueno quitar las malas hierbas del lecho con cuidado, luego nos deshacemos de las plantas que compiten con las fresas por los nutrientes y el agua. Gracias a esto, sus frutos serán grandes y jugosos.
Dado que las fresas a menudo son susceptibles a enfermedades fúngicas (moho gris, podredumbre), vale la pena limitar la aparición de micelio cortando las hojas 2 semanas después de cosechar la fruta. Sin embargo, esto solo se puede hacer con arbustos de 2 años o más; los más jóvenes son demasiado débiles para reconstruir la parte aérea y florecer el próximo año. Evite plantar fresas cerca de tomates, papas, pepinos y frambuesas, ya que las enfermedades que atacan a estas plantas a menudo se propagan a las fresas.