El cultivo coordinado es un término bien conocido por todos los jardineros orgánicos. Este término describe un método de cultivo que consiste en plantar varias plantas diferentes en un solo lecho.
Las especies se seleccionan para dicha cría, en función de sus necesidades, pertenecientes a una familia botánica y susceptibilidad a enfermedades y plagas. Todo ello apunta tanto a un aprovechamiento más económico del espacio disponible como a limitar el consumo de productos químicos fitosanitarios. Esta solución también permite mayores rendimientos de buena calidad.
Principios de una adecuada selección de plantas.
Antes de comenzar con el cultivo intercalado, debemos planificar bien las plantaciones. Conocer las características de las especies individuales nos ayudará en esto: pertenencia a una familia botánica, fechas de cosecha, altura alcanzada, susceptibilidad a enfermedades y plagas y requisitos de cultivo. En primer lugar, debe comenzar por averiguar qué tipo de plantas se han cultivado en su área en los últimos años. Esto es muy importante, ya que algunas especies no deben cultivarse una tras otra ni siquiera durante varios años. Esta reserva se aplica
en particular, plantas de la misma familia botánica, porque no solo usan nutrientes similares que recolectan selectivamente del sustrato, sino que también están cargadas con las mismas enfermedades y plagas que pueden sobrevivir en el suelo por períodos aún más largos mientras esperan el correcto huésped (por ejemplo, verduras crucíferas, cucurbitáceas).
Otro factor importante es la interacción de especies individuales entre sí y con posibles plagas de cultivos. Algunas plantas emiten repelentes, que constituyen una barrera protectora contra el ataque de posibles plagas, mientras que otras se unen
nitrógeno en el suelo, limitando así la fertilización del suelo con este componente (leguminosas), mientras que otros pueden dificultar el crecimiento y germinación de semillas, pues sus raíces emiten compuestos químicos que bloquean estos procesos en otras plantas. Curiosamente, una de las malas hierbas comunes del jardín, el diente de león, produce etileno durante la floración, lo que favorece el desarrollo de las flores.
y maduración de frutos. Por este motivo, es muy recomendable en cultivos frutales.
La disposición de las plantaciones en el lecho también debe tener en cuenta el tamaño de las plantas, por lo que las especies más altas deben plantarse para que no restrinjan el acceso de la luz a las más bajas. También es bueno combinar plantas que produzcan en diferentes fechas para que la cosecha sea sucesiva. Por ejemplo, la lechuga y los rábanos tienen un período de vegetación corto y las zanahorias y remolachas tienen un período mucho más largo.
Propiedades de algunas plantas
El ajo es sin duda una especie muy útil para diversas plantaciones. Su aroma específico y los productos químicos que contiene repelen un gran grupo de plagas, por ejemplo, pulgones y ácaros, así como roedores (por ejemplo, ratones de campo) y caracoles. También protegen, hasta cierto punto, las plantas vecinas contra las enfermedades fúngicas. Las cebollas y los puerros también tienen una aplicación similar, que además protege eficazmente las zanahorias contra una plaga peligrosa: la purpurina de zanahoria. Al mismo tiempo, las zanahorias tienen un buen efecto en el cultivo de cebollas y puerros, ya que reduce la aparición de crema de cebolla. El apio protege los cultivos de plantas crucíferas contra el repollo de cola blanca y la mostaza reduce la aparición del escarabajo ciervo en los cultivos de guisantes.
Otras plantas también pueden ser útiles en la protección de cultivos, y un buen ejemplo de esto es el romero y la salvia, que limitan la aparición de col de cola blanca y salvia de zanahoria.
así como las caléndulas, que matan nematodos y moscas blancas. Algunas de las plantas, sin embargo, son bastante controvertidas porque, por un lado, ayudan a los cultivos, por ejemplo, destruyendo plagas, y por otro lado, impiden el crecimiento y desarrollo de plántulas de muchas especies diferentes (por ejemplo, la artemisa).
Buena compañía:
- cebolla, zanahoria, puerro, lechuga, mejorana;
- perejil, apio, remolacha;
- repollo, frijoles enanos, apio, salvia;
- tomate, perejil, lechuga, ajo;
- zanahorias, lechugas, cebolletas;
- frijoles, pepino, rábano;
- remolacha, repollo, frijoles enanos;
- zanahorias, rábanos, puerros;
- legumbres (por ejemplo, frijoles) con calabaza (por ejemplo, pepinos);
Mal barrio
- sopa de cebolla con legumbres (cebolla, puerro con guisantes y frijoles);
- cucurbitáceas con patatas;
- tomate con brassica, patatas y rábano;
- zanahorias con repollo;