Los muebles de ratán funcionan bien en todas partes, desde la cocina hasta la terraza. Están hechos de materias primas naturales. Es un mueble universal que combina bien con vidrio, madera e incluso metal.
El mobiliario tiene un encanto duradero porque combina el aspecto clásico y la durabilidad con la comodidad y la ligereza que solo el material natural puede dar. Se ven muy bien en habitaciones decoradas en varios estilos, también funcionarán bien en el jardín.
¿Qué es el ratán?
La planta de la que se fabrican estos muebles es el cálamo de ratán, que se produce de forma natural en la India y Ceilán. El material para la producción de muebles se caracteriza por su flexibilidad y resistencia, brotes de estas plantas: pueden tener hasta tres metros de longitud. Esta materia prima se somete a un tratamiento especial, durante el cual se endurece sin perder nada de su plasticidad. El alto precio de los muebles de ratán se debe a que suele estar hecho a mano.
En la producción de muebles, el ratán se puede combinar con otros materiales naturales, pero también con vidrio o metal. Los muebles de ratán generalmente vienen en colores naturales, pero también se pueden teñir. Estas características hacen que los muebles sean apreciados por los partidarios de las tendencias ecológicas en el diseño de interiores. Watro también enfatiza que el ratán es un material renovable.
Muebles de ratán en el jardín.
Los muebles de ratán para el jardín combinan con su carácter. Al mismo tiempo, son muy convenientes y prácticos. Podemos cambiar fácilmente su apariencia, por ejemplo, colocando nuevas almohadas de colores. El estilo del mobiliario debe adaptarse al tamaño de nuestro jardín, equipamiento y al lugar donde queramos colocarlo. Cabe recordar que su desventaja es la baja resistencia a las condiciones climáticas, especialmente la humedad y las altas temperaturas. Sin embargo, basta con seguir unas cuantas reglas para hacernos disfrutar de su belleza natural durante mucho tiempo.Este tipo de muebles se coloca mejor en un lugar cubierto. Vale la pena conservarlos al final de la temporada y pintarlos con una impregnación adecuada. También debemos considerar si tenemos un lugar para almacenarlos durante el invierno, preferiblemente en habitaciones secas y cerradas, por ejemplo, en un garaje o en un ático.